¿Qué diferencia hay entre alta, media y baja tensión?

Cuando se habla de instalaciones eléctricas, a menudo se mencionan conceptos como «alta tensión», «media tensión» o «baja tensión». Se trata de diferentes tipologías que no deben confundirse, porque tienen características y aplicaciones diferentes. A continuación veremos las diferencias.

Una duda habitual cuando se habla sobre instalaciones eléctricas es la diferencia entre alta tensión, media tensión y baja tensión. Estos conceptos se refieren al tipo de tensión de un circuito eléctrico, también conocida como voltaje, que muy básicamente es la diferencia de potencial que permite que circule la electricidad por una línea o instalación eléctrica. La tensión o voltaje se mide en voltios, una unidad de medida creada en honor del físico Alessandro Volta, el inventor de la primera batería.

Para hacernos una idea, una pila convencional tiene 1,5 voltios, mientras que una línea eléctrica tiene miles de voltios y un rayo acumula millones de voltios. Por lo tanto, es habitual expresar la tensión con unidades como el kilovoltio, que equivale a mil voltios (su símbolo es kV).

La posibilidad de poder variar fácilmente el voltaje es la base del funcionamiento del sistema eléctrico. Fue una invención de Nicola Tesla y permitió que se desarrollara la tercera revolución industrial. Lo más importante de poder elevar el voltaje es que ofrece la posibilidad de transportar la electricidad a grandes distancias, así como ajustar la potencia que puede transportar.

Aunque no se trata de una norma general, podemos decir que una línea de 220 KV puede transportar la electricidad unos 220 km, mientras que una de 25 KV puede recorrer 25 km y la baja tensión con 230 voltios llega a unos 230 metros. Igualmente, podemos decir que el voltaje es proporcional a la potencia que transporta. Por lo tanto una línea de 220 KV podrá transportar 8,8 veces más electricidad que una de 25 kV.

De modo que, cuando hablamos de la diferencia entre alta tensión, media tensión y baja tensión, nos referimos al potencial de electricidad que puede transportar una instalación eléctrica, es decir, el voltaje. Estas tres tipologías de tensión eléctrica se utilizan para diferentes fines.

Alta tensión: para transportar electricidad

En primer lugar, las instalaciones de alta tensión (AT) son las que superan los 36 kV de voltaje, aunque en Cataluña el voltaje más utilizado son 110 kV – 220 kV – 400 kV. Generalmente, la alta tensión se utiliza para transportar la electricidad a grandes distancias, desde las centrales generadoras hasta las subestaciones eléctricas.

La razón es que, como hemos visto antes, para poder transportar la electricidad a grandes distancias, hay que elevar la tensión para reducir la intensidad que circula por la línea y, de este modo, evitar las pérdidas de energía por el calentamiento de los cables conductores y por los fenómenos electromagnéticos.

A pesar de algunas noticias que aparecen de vez en cuando los medios de comunicación, ningún estudio ha demostrado que los campos electromagnéticos que generan las líneas de alta tensión provoquen cáncer o leucemia. Sin embargo, por motivos de seguridad, los cables de alta tensión se instalan enterrados o en torres eléctricas y, siempre que es posible, se evita que atraviesen núcleos urbanos para reducir al mínimo el riesgo de accidentes con estas líneas.

Media tensión: para distribuir la electricidad

Cuando la electricidad ha viajado desde el lugar donde se genera (central eléctrica) hasta el punto donde se consumirá, pasa por una subestación eléctrica (por ejemplo, la de Can Vinyals) que transforma la electricidad de alta tensión en media tensión (MT). Las instalaciones de media tensión tienen un voltaje de entre 1 y 36 kV, aunque en Cataluña el voltaje más utilizado es de 25 kV.

Normalmente, la media tensión se utiliza para transportar la electricidad desde las subestaciones hasta las centrales transformadoras que dan suministro a los barrios y pueblos. Las líneas de media tensión también pueden ser aéreas o subterráneas y, por motivos de seguridad, deben cumplir algunos requisitos.

De hecho, en nuestro país técnicamente se engloban en la misma categoría que las líneas de alta tensión, porque no existe un reglamento específico para las instalaciones eléctricas de media tensión.

Baja tensión: para consumir la electricidad

Finalmente, para que la electricidad pueda ser consumida en los hogares, empresas, etc. que utilizan circuitos y aparatos con un voltaje estándar de 220-230 voltios, hay que transformarla de media tensión a baja tensión (BT).

Esto se hace con instalaciones transformadoras situadas cerca de los puntos de consumo (es posible que en tu barrio o pueblo haya una central transformadora) y a partir de este punto se distribuye a las viviendas, comercios, fábricas, etc.

La baja tensión es la que usan la mayoría de los aparatos eléctricos y resulta menos peligrosa que la alta tensión o la media tensión; pero con el fin de evitar el riesgo de accidentes, las instalaciones deben estar protegidas por los interruptores y diferenciales que tenemos en la entrada de las casas, para mayor seguridad.

Además, las instalaciones de baja tensión siempre deben ser realizadas y manipuladas por profesionales autorizados. Finalmente, la puesta en marcha de una instalación de baja tensión requiere un trámite de legalización.

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