¿Qué diferencia hay entre una comercializadora y una distribuidora de electricidad? La distribuidora de electricidad hace llegar la energía a los consumidores, mientras que la comercializadora se la vende. ¿Pero a quién debes reclamar si se va la luz? Te explicamos las diferencias.
Seguir leyendo1980-2000: más allá de Caldes
1980-2000: más allá de Caldes
100 años de la Electra Caldense: Capítulo V
En 1980 se volvió a estudiar la producción propia de electricidad y la extensión de la red de distribución a otros municipios de la comarca. Después de la crisis del petróleo de 1973, en 1979 los gobiernos europeos comenzaron a dictar normas para reducir el consumo de productos derivados del petróleo y para incentivar la producción de energía a partir de fuentes renovables autóctonas. En España, la primera norma relevante fue la Ley 82/1980, sobre conservación de energía. Esa ley permitía que cualquier particular o empresa pudiera poner en marcha una nueva instalación de producción de electricidad, conectarla a la red eléctrica del distribuidor más cercano y venderle a este la energía producida a un precio suficiente como para retribuir la inversión realizada.
En 1984, la Electra adquirió una participación de una sociedad del Valle de Aran, Hidroeléctrica Bausen, S.A., que contaba con proyectos para construir nuevas centrales en esa comarca. La central, que aprovecha las aguas del río Bausen y del Barranco de Carlach, afluentes del Garona, se empezó a construir en 1986 y se pudo poner en marcha en 1990. Durante los 27 primeros años de funcionamiento, ha producido y vertido a la red eléctrica la cantidad de 158 GWh.
Poco antes de la construcción de la central, la Electra impulsó, a través de la sociedad Conhidro S.A., la compra de la antigua colonia textil de San Benet, junto al río Llobregat, en el municipio de Sant Fruitós de Bages, con el fin de recuperar las instalaciones de producción de energía eléctrica que tenía aquella antigua fábrica textil, ya cerrada. En 2008 la Caja de Ahorros de Manresa adquirió el monasterio y la antigua colonia textil para promover su complejo cultural del «Món Sant Benet», y de rebote, la central.
Extensión de la red a otros municipios
En la última década del siglo XX, la red de distribución se extendió por primera vez más allá del término municipal de Caldes. En 1980 y 1990 las grandes compañías catalanas mantenían su voluntad de monopolio y, como contaban con redes de distribución ya consolidadas en los municipios del entorno de Caldes, consideraban que ya cubrían adecuadamente sus demandas de electricidad y que no tenía sentido la existencia de una red de otra empresa como la Electra. Sin embargo, este no era el pensamiento que tenía la población de Sant Feliu de Codines, que sufría las consecuencias de una red de distribución obsoleta y escasa, propiedad de FECSA.
En 1986 el Ayuntamiento solicitó a la Electra la extensión de la red eléctrica desde Caldes para dar la opción a los vecinos y las empresas de un suministro eléctrico alternativo y de mayor calidad. En 1992 se conectaron a la red de la Electra los primeros clientes de Sant Feliu; doce años después ya había 820 clientes de ese municipio, se había llegado a un consumo de 5 GWh anuales y 14 estaciones transformadoras construidas.
También en 1992 se construyó la nueva línea aérea de 3,7 kilómetros de Sant Sebastià de Montmajor para llevar el servicio de la Electra a Gallifa. El crecimiento de la red también fue importante en Caldes, donde se desarrollaron los polígonos industriales de la Borda y el Pinatar, y las zonas residenciales de Can Rosell, el Torrent de l’Escaiola y otros puntos del casco urbano. A finales del siglo XX la energía distribuida pasó de los 21,8 GWh a 61,3 GWh; los clientes, de 4.000 a 7.000, y las estaciones transformadoras, de 43 a 105.
El crecimiento de la demanda de energía llevó la dirección de la Electra a plantear varias solicitudes a ENHER y a HEC para aumentar las potencias contratadas y poder disponer de más capacidad de abastecimiento de la red. Pero las grandes compañías no estaban dispuestas a facilitar la expansión de la Electra y se negaron. En los años ochenta se iba acentuando la concentración de las cuatro grandes empresas eléctricas catalanas (FECSA, SEGRE, HEC y ENHER), con el resultado de que a finales de siglo en Cataluña sólo quedaba una gran eléctrica, ENDESA.
En 1994 propusieron comprar la Electra con la voluntad inequívoca de absorberla y la respuesta de los directivos calderinos fue negativa. En este caso las represalias fueron inmediatas: abrir una oficina de atención al público en el centro de Caldes y construir una nueva red de distribución en diferentes lugares del municipio que estaban creciendo y en los que ya existía una red de la Electra, como el Bugarai , Can Rosell, El Negrell y el polígono de la Borda. La campaña, sin embargo, obtuvo unos resultados muy escasos, porque la gran mayoría de los calderinos siguieron confiando en la Electra.
Ante las barreras para su crecimiento, en 1994 la dirección de la Electra tomó dos iniciativas: denunciar a las grandes compañías a las autoridades de la competencia, por prácticas abusivas y de posición de dominio; y poner en marcha el proyecto de construir una central de producción de electricidad en Caldes. Las autoridades encargadas de regular la libre competencia acabarían resolviendo que, con su negativa a los aumentos de potencia, ENHER y HEC habían actuado de forma ilegal y que, por tanto, tenían que aceptar las solicitudes de la Electra.
Pero la resolución tardó años, mientras que la necesidad de más potencia era inmediata. Así pues, en junio de 1998 la Electra pudo poner en marcha la central de «Sot de Rubió», en el polígono industrial de la Borda. Seis grupos motogeneradores de 1,25 MW de potencia componían la central, se alimentaban de gasoil y vertían a la red de la Electra la energía que producían. Además, se aprovechó la nave vecina de la central para trasladar primero el almacén de la empresa y, más tarde, el taller. En 1999 entró en servicio otro grupo generador, de 1,3 MW de potencia, llamado «Pla de Pradells», que la Electra instaló en la industria Relats S.A.
Este nuevo grupo, que se alimentaba con gas natural, era de cogeneración: por un lado, vertía la electricidad producida a la red de distribución de la Electra, y a la vez incorporaba el calor residual del motor al proceso productivo de Relats. La central térmica de «Sot de Rubió» y la de «Pla de Pradells» fueron decisivas desde el año 1998 hasta el 2012, cuando entró en servicio la subestación de «Can Vinyals», para que la Electra pudiera mantener el servicio eléctrico y atender las nuevas demandas de suministro.
La Ley del sector eléctrico, de noviembre de 1997, permitió la liberalización del sector eléctrico. Dicta que: «tanto las empresas que producen la electricidad como las que la venden a los consumidores finales (las comercializadoras), actúan en un marco de libre competencia». De este modo, los comercializadores compran la electricidad a los productores en el mercado mayorista, y la venden a los consumidores después de pagar el peaje por la utilización de las redes de transporte y distribución. Pero el monopolio de los grandes grupos eléctricos (ENDESA, IBERDROLA, Gas Natural-Fenosa, etc.) no ha dejado de dominar en todas las fases del proceso.
Aunque la Generalitat pudo asumir en 1981 algunas competencias del sector, la normativa eléctrica clave no ha dejado de ser de ámbito estatal, y las leyes de gran alcance se siguen dictando desde Madrid, donde es notoria la influencia de las grandes eléctricas. La nueva norma también obligaba a separar las actividades, por lo que una distribuidora como la Electra ya no podía vender electricidad a los clientes, por lo que se constituyó la filial Electra Caldense Energía, S.A., dedicada exclusivamente a la venta de electricidad. Así, y tras un periodo transitorio que comenzó en el año 2000 y terminó en 2009, la Electra Caldense S.A. se quedó exclusivamente con la actividad de distribución (construcción y mantenimiento de la red), mientras que la Electra Caldense Energía S.A. se dedica a vender electricidad.
Por otra parte, las inversiones en mejoras en la red eléctrica fueron continuadas. Se compraron varias fincas para poder construir nuevas estaciones transformadoras en las zonas urbanas más densas, como los barrios más antiguos de Caldes; se instalaron equipos de regulación de la energía reactiva, transformadores secos e interruptores automáticos en la red de alta tensión, y ya desde 1983 se comenzó a trabajar para implantar sistemas electrónicos y de telecomunicaciones que permitieran detectar incidencias de forma remota. También se instaló el primer sistema de telemando de la red eléctrica, que permitía realizar maniobras a distancia, con el fin de reducir los cortes de suministro y aumentar la calidad del servicio a los clientes.
En el próximo capítulo conoceremos la Electra más actual; después de saber cómo se hizo la distribución a nuevos municipios, entenderemos cómo se ha llegado a la fibra óptica y más cosas.
Autora: Marta Puigdueta Revetlle
Publicado en: Calderí
Fecha: 4/4/2017
Investigación: Joan Villanueva Dachs